Ron Hunt ensayaba frente a un espejo los movimientos que tenía que realizar en la caja de bateo. Lejos de buscar perfeccionar su swing, el segunda base buscaba ser un maestro del engaño y que cada uno de sus desplazamientos lucieran naturales para recibir un pelotazo sin generar sospechas de que la acción había sido premeditada.
Hunt también se aflojaba de más la camisola y el pantalón del uniforme para que cualquier roce con la esférica lanzada por el pitcher le diera automáticamente la primera base. Todo con el deseo de ayudar a ganar a su equipo, relataba.
Debutó a los 22 años en las Grandes Ligas con los Mets en la temporada de 1963. Su estilo rudo y agresivo convenció al manager Casey Stengel de brindarle una oportunidad. Quedó en segundo lugar en la votación para Novato del Año, sólo superado por Pete Rose. Ambos con una forma de jugar muy parecida.
A partir de 1968, Hunt acumuló siete campañas consecutivas como líder de pelotazos, entre ellas la de 1971, en la que impuso un récord que se mantiene vigente con 50 golpes recibidos.
Los 243 pelotazos que se llevó a lo largo de su carrera no son la marca histórica de las Grandes Ligas y en gran parte a que sólo jugó 12 años. Pero los 20 pelotazos en promedio por temporada sí son un récord.
El temerario estilo de bateo de Hunt, prácticamente montado sobre el home, no tuvo distinciones, así se tratara de enfrentar a los mejores lanzadores. Bob Gibson fue quien más pelotazos le dio, con seis. Tom Seaver y Nolan Ryan le propinaron cinco cada uno.
Uno de los golpes que recibió de Seaver fue en la parte trasera del casco protector. Tuvo que salir en camilla y estuvo tres días hospitalizado.
Su estilo agresivo en el campo lo llevaba a realizar fuertes barridas para ganar una base extra. En medio de la nube de polvo, como un fantasma, Hunt se aparecía y no dejaba de estornudar, ya que desde niño sufría de asma y batallaba con las alergias al pasto y a la tierra. Esta situación generaba que tuviera una atención especial en cuanto a medicamentos en los equipos que jugó.
Ron Hunt también se llevó varios golpes mientras fildeaba y recibió fuertes barridas, lo que le provocó lesiones. Fue sometido a 16 cirugías relacionadas con su participación en el beisbol.
En su época estudiantil también enfrentó varias conmociones por los golpes recibidos en el futbol americano.
Ron Hunt tiene 84 años y desde hace poco más de siete libra una batalla contra la enfermedad de Parkinson. Según estudios médicos, en gran parte es el resultado de los golpes y colisiones.
Hunt tiene problemas de movilidad, sufre de temblores en la mano izquierda y su memoria se apaga. Pero su recuerdo perdurará.