Una odisea de 36 horas. Así se puede resumir el regreso de la selección de Bolivia a La Paz tras su derrota frente a Venezuela por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026. El vuelo de retorno desde Maturín fue demorado por más de 12 horas, generando indignación y fuertes acusaciones por parte del cuerpo técnico y la dirigencia boliviana.
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La delegación de “La Verde” tenía previsto regresar la madrugada del sábado, pero al momento de abordar el avión en el aeropuerto venezolano se les informó que no existía autorización de vuelo. A esto se sumaron otros inconvenientes como escáneres fuera de funcionamiento y un supuesto “alto tráfico aéreo”. Ante esta situación, el plantel debió volver al hotel para pasar la noche en Maturín.
El director técnico Óscar Villegas no se guardó nada al arribar a El Alto: “Ya más de ocho horas es prácticamente un secuestro. Eso dicen las leyes. Nos retuvieron demasiado. Pero ya está, ahora vamos a recuperarnos para enfrentar a Chile”, expresó con visible molestia ante los medios presentes.
Villegas fue más allá y sugirió un trasfondo político-deportivo: “Esto fue un complot de la Federación Venezolana. Necesitan perjudicarnos para facilitar su camino al Mundial. Sabían que al demorarnos nos restaban horas clave para readaptarnos a la altura de La Paz”.
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También se expresó Harold Howard, jefe de seguridad de la FBF, quien fue tajante: “Nos tienen secuestrados en Venezuela. Alegan tráfico aéreo cuando apenas había dos aviones volando. Esto parece un sabotaje”.
El escándalo se encendió aún más con la sospecha de que se repitió un patrón similar al vivido por Perú en su visita anterior al país caribeño. Pese a cambiar de aerolínea —en un intento de evitar obstáculos—, la delegación boliviana denunció que tampoco se respetaron los protocolos internacionales.
La Federación Boliviana ya notificó a la Conmebol sobre lo sucedido, al tiempo que solicitó apoyo del gobierno nacional para elevar un reclamo a nivel diplomático.
Finalmente, el vuelo despegó cerca del mediodía del sábado y tras una escala en Santa Cruz, el equipo arribó por la tarde a La Paz. Ahora, Bolivia deberá dejar atrás el escándalo y enfocarse en el crucial duelo frente a Chile, el próximo martes, donde se juega mucho más que tres puntos.
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