En un mundo que abraza cada vez más el bienestar emocional, la meditación y el crecimiento personal, emerge un fenómeno preocupante: el machismo mindfulness.
Se trata de un discurso que envuelve ideales patriarcales en un lenguaje amoroso y espiritualizado, generando una forma sutil —pero efectiva— de violencia simbólica. Influencers, coaches y hasta celebridades como Javier “Chicharito” Hernández recurren a conceptos como elevar tu “energía femenina” y estar "desconectado de tu esencia natural" para reafirmar roles tradicionales de género.
Estos mensajes naturalizan la desigualdad desde la culpa espiritual y la estética del bienestar. ¿Cómo reconocer este fenómeno y por qué es tan peligroso?
¿Qué es el machismo mindfulness?
El machismo mindfulness es una manifestación contemporánea de violencia simbólica, concepto acuñado por el sociólogo Pierre Bourdieu. Este tipo de violencia no es física ni verbal explícita, sino que se produce cuando una ideología opresiva es aceptada como natural, deseable o incluso amorosa.
En este caso, los discursos que apelan al mindfulness, la psicología positiva, el coaching espiritual o la sabiduría ancestral son usados para legitimar jerarquías de género. Bajo el disfraz del bienestar emocional, se reproduce el viejo esquema: el hombre guía, la mujer acompaña.
Estos mensajes suelen compartir ciertas características comunes:
- La “energía femenina” es presentada como receptiva, emocional, intuitiva, maternal y, sobre todo, dispuesta a seguir y contener.
- La “energía masculina” se describe como protectora, decidida, proveedora y líder natural.
- Se responsabiliza a las mujeres por la armonía emocional de la pareja, bajo el argumento de que no están “alineadas energéticamente”.
- Se culpa al feminismo de haber “desconectado” a las mujeres de su esencia, volviéndolas rígidas, racionales o demasiado independientes.
- Se glorifican los roles tradicionales con un envoltorio místico: ser sumisa ya no es sumisión, es “fluir”; dejarse guiar ya no es obedecer, es “honrar al masculino”.
El caso Chicharito: un ejemplo viral
En julio de 2025, Javier “Chicharito” Hernández publicó un video en Instagram que se volvió viral no por su profundidad espiritual, sino por su evidente sesgo de género encubierto. En el clip, el futbolista afirmaba:
“Mujeres están fracasando, están erradicando la masculinidad, haciendo a la sociedad hipersensible. Encarna su energía femenina, cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando, sosteniendo el hogar que es el lugar más preciado para nosotros los hombres”
Y más adelante:
“No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre que lo único que quiere es verlas feliz, porque nosotros no conocemos el cielo sin ustedes. Responsabilizarlas de su energía también es amarlas.”
Estas frases, aunque formuladas desde un lenguaje emocional y supuestamente consciente, refuerzan una lógica jerárquica: el hombre lidera y provee; la mujer acoge y sostiene.
La mujer es, entonces, responsable del entorno y si hay conflicto, es porque “ella no está vibrando desde su centro”.
Cómo se disfrazan los roles tradicionales de crecimiento espiritual
Y este caso no es aislado, muchos influencers del bienestar emocional comparten ideas similares:
En TikTok e Instagram proliferan videos donde se afirma que “las mujeres modernas están desconectadas de su esencia” por querer ser autónomas.
Bajo etiquetas como #parejaconsciente o #energiafemenina, se invita a las mujeres a “rendir su energía” y permitir que sus parejas masculinas “guíen el camino”.
Coaches y conferencistas aseguran que las mujeres deben recuperar su “docilidad energética” para atraer una pareja “evolucionada”.
Aunque estos discursos se presentan como iluminadores, no hacen más que volver a enunciar los roles de género de siempre, pero con aroma a incienso y presunto crecimiento personal.
Por qué el enfoque de género es clave en el bienestar emocional
El informe Mindfulness y violencia de género, publicado por el Institut Català de les Dones, advierte que las prácticas de mindfulness, si se aplican sin perspectiva de género, pueden reforzar estructuras patriarcales. El documento sostiene que:
“La espiritualidad se convierte en una forma de dominación cuando prescribe a las mujeres cómo deben comportarse para que sus vínculos funcionen, sin cuestionar las desigualdades de fondo.”
El texto identifica una “naturalización del binarismo de género”, donde se asigna a mujeres y hombres roles espirituales distintos pero complementarios —y jerárquicos—. La energía femenina, dice el informe, suele estar asociada a pasividad, contención y cuidado, en tanto que la masculina se vincula con liderazgo y provisión.
Uno de los pilares del machismo mindfulness es la exaltación de la “energía femenina” como si se tratara de una verdad biológica o espiritual incuestionable. Se pide a las mujeres:
- Volver a su centro emocional.
- Sanar su “linaje materno”.
- No competir con los hombres, sino permitirles liderar.
Estas ideas no sólo son limitantes, sino que cargan a las mujeres con la responsabilidad del éxito o el fracaso de sus relaciones, bajo la excusa de un “desequilibrio energético”.
El machismo mindfulness es una de las formas más sofisticadas de dominación contemporánea. No impone con gritos, sino con mantras. No castiga con violencia, sino con culpa espiritual.
Frente a esta tendencia, es urgente promover prácticas de bienestar emocional que incluyan enfoque de género, conciencia crítica y autonomía. El bienestar verdadero no debería pedirle a las mujeres que se acomoden al sistema, sino ofrecerles herramientas para transformarlo.
Porque no hay “energía femenina” que justifique la desigualdad. La verdadera consciencia empieza cuando se deja de disfrazar el machismo con luz blanca y afirmaciones positivas.