El Mundial de clubes está en su etapa final, únicamente quedan tres fases para conocer al primer campeón en el nuevo formato ideado por el presidente de FIFA, Gianni Infantino.
Cada cuatro años tendremos el evento jugándose así, con 32 clubes, exactamente un año previo a la Copa Mundial. El formato que hemos conocido por años, y que se seguirá utilizando, es un tanto anticlimático, con la participación exclusivamente de los campeones de cada confederación, además de algún equipo del país sede jugando como invitado. El tener a tan pocos equipos significa que los monarcas de la Libertadores y de la Champions juegan un máximo de dos partidos por certamen, propiciando que el interés en el certamen disminuya, al ser considerado demasiado corto para darle mayor valor. Claro que antes de que a la FIFA se le ocurriera realizar el torneo de esa manera, los equipos de Sudamérica y Europa eran los que se veían las caras en la entonces Copa Intercontinental.
Pero, aun cuando el certamen anual no despierta tanto interés, desde que el titular del máximo organismo rector del futbol anunció su plan para hacer del torneo uno que se asemejara a un Mundial, las opiniones encontradas aparecieron, desde aquellos que consideraron que era una buena idea, hasta aquellos que criticaron la decisión.
Si tomo en cuenta la cantidad de partidos al año que tienen los futbolistas, y encontrándonos a un año del Mundial en Norteamérica, lo mejor en este momento sería que los jugadores que han participado en el torneo en territorio estadunidense se encontrarán recuperándose del trajín.
Muchas voces han criticado a los futbolistas que han alzado la voz por el aumento de partidos. Algunos exjugadores como Hristo Stoichkov fueron duros contra aquellos que se han molestado por el incremento de duelos, diciendo que mejor se pongan a jugar en lugar de quejarse. Y entiendo que estamos hablando de hombres privilegiados, que ganan mucho dinero por jugar futbol, pero eso no significa que no merezcan descanso, porque al final si no rinden las críticas aparecerán; el bajo rendimiento llega tarde o temprano si están cansados.
Por otra parte, si lo analizo desde la óptica de un aficionado, la idea me agrada; me ha gustado tener estos partidos, que en muchos casos se han disputado de manera intensa. El tener a equipos europeos a prueba contra lo mejor del resto del mundo, no deja de ser muy interesante.
Hay muchas cosas por mejorar, especialmente en cuanto a cómo califiquen los equipos; se necesita a lo mejor en la actualidad, y no a clubes que participen por su rica historia. Lo cierto es que el formato llegó para quedarse, no habrá marcha atrás, con Infantino feliz con su juguete nuevo.