De alguna manera, el ascenso del Oviedo a Primera le remueve fibras sensibles a José Manuel Chepo de la Torre.
Fue el primer mexicano en jugar en ese equipo y recordado aún tras 37 años. “Fue una etapa muy importante para mí, llegué ahí a los 21 años, jugué el 90 por ciento de los partidos en 1988. Me da mucho gusto que hayan subido de nuevo, porque fueron inversores mexicanos los que lo lograron y más gusto por la gente que conocí, y nostalgia al mismo tiempo porque nos fue bien cuando estuve ahí”.
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En 1988 la onda mexicana se movía al ritmo de la liga española. A Hugo Sánchez, que estaba asentado, se le unieron Luis Flores en el Valencia, Francisco Javier El Abuelo Cruz en el Logroñés y José Manuel Chepo de la Torre en el Real Oviedo, equipo que, por cierto, acababa de ascender.
Éramos el primer candidato a descender, pero se hizo una gran temporada con prácticamente el mismo plantel que subió, sólo con algunas incursiones: la mía, Ernesto Vargas, uruguayo, Ramón Ángel Hicks, paraguayo, y otros jugadores del Barcelona con los que fuimos competitivos, quedamos en noveno lugar”.
Eran los tiempos en que se permitían únicamente tres extranjeros por equipo. Chepo de la Torre debutó hasta la fecha tres en España en un partido ante el Betis al entrar de cambio. Su técnico fue Vicente Miera, quien había sido auxiliar técnico de Miguel Muñoz con España en el Mundial de México 1986.
Incluso entrenaron en el Club Guadalajara, sabía de dónde venía y me ubicaba bien. Yo estaba acostumbrado a vivir en ciudades grandes y llegué a un lugar donde había 280 mil personas. El clima era algo frío y lluvioso, pero sobre todo recuerdo lo verde de Asturias, la gran cantidad de árboles y vegetación que había”.
La relación entre Asturias y México es añeja. En 1918, uno de los principales equipos españoles en la liga nacional de Primera Fuerza era el Club Asturias, campeón en dos ocasiones.
La relación es muy grande, hay mucho asturiano que conoce México por lo cual me recibieron muy bien, la adaptación no me costó, la gente fue muy agradable en todos los aspectos”.
Lastimosamente para el Chepo de la Torre, cuando regresó de vacaciones a México tras acabar la campaña, Chivas le avisó que, sin consultarlo, lo había vendido al Puebla, “me dolió mucho porque yo quería seguir en el Oviedo y a ellos les importó más lo económico que lo deportivo”.
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José Manuel de la Torre calca en su mente los enfrentamientos entre mexicanos de aquella temporada de 1988. Como aquel contra Hugo Sánchez y el emblemático Real Madrid.
Nos ganaron los dos juegos. En el Carlos Tartiere 1-3 en donde dejé escapar un par de oportunidades de gol, y luego en el Santiago Bernabéu cuando perdemos por un autogol, pero en ambos dimos disputa con una buena filosofía de juego”.
Contra el Valencia en el que estaba Luis Flores, el Oviedo perdió en Mestalla 1-0 y luego sacó un empate sin goles.
Ante el Logroñés se topó con el Abuelo Francisco Javier Cruz, quien fue amonestado al minuto 78; el Chepo entró de cambio al minuto 35 con empate a un gol en la primera vuelta. Y cuando el Oviedo pagó la visita al Municipal Las Gaunas, José Manuel de la Torre anotó al minuto 12, uno de los ocho goles que hizo en el torneo, para el empate a un tanto. El Abuelo Cruz salió de cambio al minuto 76.
Fue parte de todo, había cuatro mexicanos, poco antes estuvo Manuel Negrete en el Sporting de Gijón”.
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