Estamos a menos de un año de que arranque la Copa Mundial de futbol. Estados Unidos, Canadá y México se preparan para recibir el máximo evento del deporte más popular del planeta, con cada uno de los países que serán sedes haciendo lo necesario para estar a la altura de las circunstancias.
Una de las selecciones que estará, obviamente es la de nuestro país, que como anfitrión ya tiene su lugar asegurado. El no tener que pasar por una fase clasificatoria es una enorme ventaja, ya que primero te quita cualquier riesgo de no calificar, además de darte la posibilidad de preparar con mayor tranquilidad el camino rumbo al torneo.
La última ocasión que México fue sede, en el ya lejano 1986, se aprovechó ser la sede, permitiéndole a los encargados de la Femexfut armar un calendario de amistosos para que el entonces director técnico, Bora Milutinovic pudiera preparar a los futbolistas.
La liga quedó en segundo plano, se jugó sin seleccionados, disputándose un par de torneos cortos y la selección se pasó de gira el año previo. El resultado fue histórico: el tricolor logró por primera y única ocasión, ganar un partido de segunda ronda, terminando sin derrotas oficiales, y finalizando en su mejor ubicación en la tabla final del evento, al quedar en sexto lugar. Pero la lección pasó inadvertida por los actuales dueños y federativos, que se han dormido, y no le dieron al actual seleccionador, todas las herramientas que sí se le dieron a Bora hace 39 años.
Me parece increíble que en nuestro futbol se haya devaluado tanto la liga, y que en esta ocasión que era el momento propicio para dejarla en segundo plano no ocurra, ésta era la ocasión de darle un mayor apoyo a la selección, armando un calendario apropiado y dando prioridad al próximo Mundial; abriendo las puertas a que un mayor número de futbolistas nacionales pudieran jugar, pero eso no ocurrió, y la Liga MX sigue repleta de extranjeros, en lugar de potenciar el desarrollo de más futbolistas, por lo que debido a la falta de talento disponible, Javier Aguirre tiene que recurrir a convocar varios jugadores que ya no tienen nada que hacer en la selección.
Sin olvidar que justo en los años previos a este Mundial, no era el momento para que los clubes mexicanos repatriaran a futbolistas que estaban en Europa, lo que se necesitaba era tenerlos en el viejo continente, para que estuvieran lo mejor preparados para 2026. Se tuvo una vez el pacto de caballeros para controlar a los jugadores, ésta era la ocasión perfecta para un nuevo pacto, en pro del futbol mexicano. Han dejado escapar una oportunidad que podría no repetirse. Sin poder garantizar un resultado para el Tri el año que viene, viendo la escasez de talento, con pocos futbolistas en ligas de importancia y con la tendencia mostrada por la selección desde hace mucho tiempo, pensar en un resultado histórico se ve cada vez más lejano.