Hace cinco años, el duro invierno en Minnesota con temperaturas que alcanzan los -10° centígrados, obligaron a Regina Martínez a buscarle el lado positivo a la soledad y el encierro de su hogar. Aprender a esquiar entre turnos médicos y trabajos de hospital podrían convertirla en la primera mexicana olímpica de esquí de fondo.
Nació en la Ciudad de México, pero Texas, Tennessee, Nueva York y Miami han sido sus hogares. Desde pequeña, su familia tuvo que migrar por el trabajo de su padre, un ingeniero químico de la empresa Coca-Cola que le inculcó el amor por el deporte a ella y a su hermana. Incluso, Regina Martínez fue parte de los Pumas femenil a los 15 años.
Su pasión por la medicina la trasladó a la universidad de Minnesota. Durante el tercer año de la carrera, aparecieron las duras temporadas invernales que le despertaron las ganas de salir de la rutina y experimentar nuevas cosas.
Mis amigos hacían esquí de fondo y cada año iban a una carrera en Wisconsin, yo los acompañaba para echarles porras y me dije a mí misma que antes de graduarme, lo haría también. Por mi edad (27 en ese entonces) contándoles mi historia a los esquiadores locales, mis sueños locos, muchos no me querían entrenar, decían que ya estaba grande para aprender y que era una meta muy difícil, fue la razón por la que al principio no crecí mucho en este deporte”, señaló Martínez en entrevista con Excélsior.
Con 32 años, la mexicana recuerda cuestionarse en ese tiempo si podría hacerlo de forma profesional. Fue entonces que encontró dos casualidades muy especiales: Germán Madrazo, mexicano que compitió en esquí de fondo en los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018 y Jessi Diggins, primera mujer estadunidense en ganar medalla de oro en la disciplina.
Yo en realidad quería practicar Biatlón (modalidad de combina el esquí de fondo y el tiro), pero no existía un equipo y Germán Madrazo me dijo: ‘Como quiera tienes que aprender a esquiar, después investigamos el Biatlón’. Unos años después conocí a Raúl Antonio y Chris Gómez, los mexicanos que fundaron el equipo. Mi meta es, después de este invierno, empezar con el Biatlón y representar a México”.
PRACTICAR SIN NIEVE
Durante la residencia de medicina, tuvo que irse a Miami y fue cuando apareció el gran reto, entrenar sin nieve durante un tiempo.
Salía a la una de la mañana de trabajar y me tuve que meter a un gimnasio que estaba abierto las 24 horas. Practicaba skiroll (modalidad para los atletas de fondo que se practica en asfalto) y me enfoqué en mejorar mi técnica”, recordó la capitalina.
En sus vacaciones, Martínez se fue a Noruega para seguir preparándose y encontró por un amigo en común a Ragnar Bragvin Andresen, su actual entrenador quien ha sacado la mejor versión de la mexicana.
El sueño de milano-cortina
En el Campeonato Mundial de esquí nórdico consiguió la primera cuota olímpica para una mexicana en este deporte, una carrera de 7.5 kilómetros en estilo clásico. Al momento, tiene 356 puntos y necesita de una carrera para bajar a 350 puntos y ser elegible para Juegos Olímpicos de Invierno. Espera poder logarlo en su siguiente competencia que podría ser en el invierno de Argentina o Australia en agosto y septiembre.
Tarde un mes en darme cuenta de lo que logré. Mi familia y mis amigos del hospital me fueron a ver cuando gané la cuota, ellos saben lo que me costó”.
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